«[…] convendría aceptar de una vez por todas que la
problemática de la lectura tiene que ver con la sociedad en su totalidad, y no
sólo con alguno de sus estamentos más simbólicos: familia, escuela, biblioteca,
universidad.
Los valores de la
sociedad actual ya no son los valores de hace medio siglo. La sociedad
posmoderna tiene características que marcan incompatibilidades con los valores
propios de la cultura y escuela humanista. Y esto, que teóricamente es muy
fácil de aceptar, no lo es en la práctica. El hecho de que prolifere un
discurso fundamentalista, anclado en un trasnochado humanismo, lo demuestra un
día sí y otro también.
[…]
Sería bueno plantear y analizar el papel público del
humanismo, lo cual, entre otras cosas, llevaría a replantearse de forma crítica
el significado social del conocimiento en una época en la que toda idea se
instrumentaliza en beneficio corporativista, o, muchísimo peor, se demoniza o
se incrimina mediáticamente porque pertenece al otro bando, a los otros, a los
que van en otra dirección (cuando lo normal es que nadie vaya a ningún lugar, a
no ser que este lugar se llame complejidad).
Pero mucho me
temo que sigamos instalados en un potente maniqueísmo que sigue considerando
que en la ciencia, la realidad y su objetivo es el mundo, mientras que en las
humanidades las realidad es el hombre y sus preocupaciones, inmanentes o
trascendentes.»
Víctor Moreno, La
manía de leer, Caballo de Troya, 2009
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