No me resigno. Y sigo y sigo. Y si
 caigo, gozosamente en pie, prosigo
 y sigo. Si queréis seguirme,
 ahincad el paso y escuchar el mío.
 Eché la noche por la borda. Al borde
 del vértigo, viré y cambié de sitio.
 Hoy hilo, hilo a hilo, la esperanza
 a ojos cerrados, sin perder el hilo.
 Allá voy voceando paz (a pasos
 agigantados, avanzando a brincos
 incontenibles). Si queréis seguirme,
 ésta es mi mano y ése es el camino.
 Blas de Otero, «Virante», en Ancia, Madrid, Visor, 2000
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